[spa] Pseudomonas aeruginosa es una bacteria Gram Negativa responsable de la mayor parte de infecciones oportunistas hospitalarias, siendo de gran importancia por ejemplo la infección aguda causada en pacientes con respiración asistida entre otras. Éstas habitualmente se pueden diseminar a la sangre (bacteriemia), con obvias y dramáticas consecuencias para el paciente; más aún, teniendo en cuenta el alto grado de resistencia que muestra P. aeruginosa a los antibióticos.
Además, se ha observado que esta bacteria también es la principal causa de infección pulmonar en pacientes con fibrosis quística, enfermedad autosómica recesiva que se caracteriza por la producción de una mucosidad alterada, con osmolaridad y densidad anormal. El tipo de infección provocada en estos pacientes es de carácter crónico y se ha visto que P. aeruginosa sufre toda una serie de adaptaciones a lo largo de dicha infección causando, por ejemplo, la citada adquisición de resistencia a diversos antibióticos, lo que provoca que sea muy difícil erradicar este tipo de infecciones.
En estas cepas también se producen otros cambios fisiológicos que permiten que sobrevivan en un hábitat tan particular como el pulmón con fibrosis quística, con características de pobre difusión de gases, nutrientes y elementos inmunitarios. Se ha propuesto que estas adaptaciones fisiológicas podrían tener contrapartidas que se traducirían en un aumento en la sensibilidad a diferentes componentes del sistema inmune.
En este trabajo pretendimos comprobar si esta idea podría ser cierta en cuanto a dos componentes básicos del sistema inmune innato, como son el sistema del complemento y la proteína inductora de la permeabilidad bacteriana (BPI) en concreto. Así, se compararon las sensibilidades frente a estos elementos en dos amplias colecciones de cepas clínicas de P. aeruginosa, procedentes de bacteriemia (infección aguda) vs fibrosis quística (crónica), con el fin de ver si las cepas de fibrosis quística pueden mostrar adaptaciones que las acaban haciendo más sensibles a los mencionados componentes inmunitarios (de los cuales quedarían protegidas gracias al particular hábitat del pulmón con fibrosis quística), y si estas adaptaciones se hacen más patentes a medida que avanza el tiempo durante el proceso crónico. Por otro lado, el estudio tiene interés descriptivo en sí mismo, pues nunca antes se han evaluado estos parámetros en colecciones tan amplias de cepas clínicas de P. aeruginosa. Nuestros resultados muestran una mayor sensibilidad media de las cepas de fibrosis quística al complemento, en comparación con las cepas de bacteriemia al contrario de lo que ocurre con la sensibilidad ante BPI, bastante baja en ambas colecciones. Por otra parte, destacan algunas cepas puntuales con una especial sensibilidad a complemento y/o BPI.
A falta de conocer las bases genéticas y moleculares que sustentan el incremento en la sensibilidad al complemento / BPI de algunas de las cepas de este estudio, parece claro que éstas sufren modificaciones que, a cambio de mejorar su adaptación, disminuirían su resistencia a estos elementos de nuestro sistema inmune innato. Hallar las bases responsables de este incremento de sensibilidad podría revelar nuevas dianas atacables por fármacos a ser desarrollados en el futuro, que permitirían que el sistema inmunitario volviera a ser un aliado defensivo válido en el contexto de una infección por P. aeruginosa.