L'articulació de resistències emancipadores al capitalisme neoliberal: el cas de l'Acció Global dels Pobles

Abstract

[spa] La Acción Global de los Pueblos (AGP) es un proyecto de inspiración zapatista que surge a finales de la década de 1990 con el objetivo de articular una respuesta colectiva por parte de los movimientos sociales a la hegemonía del capitalismo de corte neoliberal. En tanto que proceso histórico, la AGP recoge el bagaje de las múltiples transformaciones estructurales de la segunda mitad del siglo XX, así como también algunas de las características de anteriores ciclos de protesta. Así, la AGP aglutina una amalgama heterogénea de luchas y actúa como catalizador del movimiento «antiglobalización», entendiendo esta pluralidad como una necesidad normativa de su proyecto emancipador. Precisamente, para permitir una coordinación horizontal de esta diversidad, la AGP ha apostado por un modelo que desarrolla toda una serie de mecanismos institucionales (hallmarks, principios organizativos, manifiesto, Convocantes, grupo de apoyo, etc.) que procuran mantener una coordinación equitativa en términos de género y de relaciones Norte-Sur. Además, el proceso puesto en marcha por la AGP contribuye a la construcción de significados y narrativas compartidas en lo que respecta al rechazo al capitalismo neoliberal y las principales instituciones internacionales que lo promueven (principalmente OMC, BM y FMI). En un nivel más general, puede decirse que la AGP ha contribuido a generar nuevas visiones utópicas de la interacción política y social basada en la coordinación global entre varias luchas locales. Es así como puede leerse dialécticamente el proceso de la AGP como una articulación de particularismos militantes con una ambición global emancipadora. Este punto de vista permite entender la AGP como una institución mediadora —con su tarea de «traducción»— entre las luchas de base y los procesos de cambio más generales. Resulta posible, pues, a pesar de la pluralidad inherente a la AGP, identificar qué filosofías políticas promueve y privilegia en el trascurso de su proceso; dicho de otra forma, podemos identificar cuál es su marco normativo (laxo). Así, la AGP es una expresión de anticapitalismo internacionalista militante, plural e inclusivo (aunque no absolutamente), que apuesta por una construcción democrática de alternativas emancipadoras de base local y comunitaria mediante procesos de empoderamiento popular y un uso intensivo de «prácticas microdemocráticas». Además, la AGP ha fomentado una política prefigurativa de gran dimensión autoreflexiva, promoviendo la creación de una esfera pública propia. Finalmente, la AGP significa una apuesta decidida por fórmulas innovadoras de acción directa y desobediencia (como los «Días de Acción Global»), e incluso llega a anticipar marcos para abordar la diversidad durante una acción de protesta colectiva, como es el caso del modelo de la «diversidad táctica», que se ha vuelto hegemónico en el contexto de las acciones «antiglobalización» del periodo 1999-2001, añadiendo nuevos elementos de análisis al debate «violencia/noviolencia».

[cat] L’Acció Global dels Pobles (AGP) és un projecte d’inspiració zapatista que sorgeix a final de la dècada de 1990 per mirar d’articular una resposta col·lectiva per part dels moviments socials a l’hegemonia del capitalisme de tall neoliberal. Com a procés històric, l’AGP recull el bagatge de les múltiples transformacions estructurals de la segona meitat del segle XX, així com també algunes de les característiques d’anteriors cicles de protesta. Així, l’AGP aglutina una amalgama heterogènia de lluites i actua com a catalitzador del moviment «antiglobalització», entenent aquesta pluralitat com una necessitat normativa del seu projecte emancipador. Precisament, per permetre una coordinació horitzontal d’aquesta diversitat, l’AGP ha apostat per un model que desenvolupa tota una sèrie de mecanismes institucionals (hallmarks, principis organitzatius, manifest, Convocants, grup de suport, etc.) que vetllen per mantenir una coordinació equitativa en termes de gènere i de relacions Nord-Sud. Endemés, el procés endegat per l’AGP contribueix a la construcció de significats i narratives compartides pel que fa el rebuig al capitalisme neoliberal i a les principals institucions internacionals que el promouen (principalment OMC, BM i FMI). En un nivell més general, es pot dir que l’AGP ha contribuït a generar noves visions utòpiques de la interacció política i social basada en la coordinació global entre diverses lluites locals. És així com es pot llegir dialècticament el procés de l’AGP com una articulació de particularismes militants amb una ambició global emancipadora. Aquest punt de vista permet entendre l’AGP com una institució mediadora —amb la seva tasca de «traducció»— entre les lluites de base i els processos de canvi més generals. És possible, doncs, malgrat la pluralitat inherent a l’AGP, identificar quines filosofies polítiques promou i privilegia en el transcurs del seu procés; dit altrament, podem identificar quin és el seu marc normatiu (laxe). Així, l’AGP és una expressió d’anticapitalisme internacionalista militant, plural i inclusiu (però no absolutament), que aposta per una construcció democràtica d’alternatives emancipadores de base local i comunitària mitjançant processos d’empoderament popular i un ús intensiu de «pràctiques microdemocràtiques». A més a més, l’AGP ha fomentat una política prefigurativa de forta dimensió autoreflexiva, tot promovent la creació d’una esfera pública pròpia. Finalment, l’AGP significa una aposta decidida per fórmules innovadores d’acció directa i desobediència (com els «Dies d’Acció Global»), i fins i tot arriba a anticipar marcs per tractar la diversitat durant una acció de protesta col·lectiva, com és el cas del model de la «diversitat tàctica», que ha esdevingut hegemònic en el context de les accions «antiglobalització» del període 1999-2001, tot afegint nous elements d’anàlisi al debat «violència/noviolència».

[eng] La Acción Global de los Pueblos (AGP) es un proyecto de inspiración zapatista que surge a finales de la década de 1990 con el objetivo de articular una respuesta colectiva por parte de los movimientos sociales a la hegemonía del capitalismo de corte neoliberal. En tanto que proceso histórico, la AGP recoge el bagaje de las múltiples transformaciones estructurales de la segunda mitad del siglo XX, así como también algunas de las características de anteriores ciclos de protesta. Así, la AGP aglutina una amalgama heterogénea de luchas y actúa como catalizador del movimiento «antiglobalización», entendiendo esta pluralidad como una necesidad normativa de su proyecto emancipador. Precisamente, para permitir una coordinación horizontal de esta diversidad, la AGP ha apostado por un modelo que desarrolla toda una serie de mecanismos institucionales (hallmarks, principios organizativos, manifiesto, Convocantes, grupo de apoyo, etc.) que procuran mantener una coordinación equitativa en términos de género y de relaciones Norte-Sur. Además, el proceso puesto en marcha por la AGP contribuye a la construcción de significados y narrativas compartidas en lo que respecta al rechazo al capitalismo neoliberal y las principales instituciones internacionales que lo promueven (principalmente OMC, BM y FMI). En un nivel más general, puede decirse que la AGP ha contribuido a generar nuevas visiones utópicas de la interacción política y social basada en la coordinación global entre varias luchas locales. Es así como puede leerse dialécticamente el proceso de la AGP como una articulación de particularismos militantes con una ambición global emancipadora. Este punto de vista permite entender la AGP como una institución mediadora —con su tarea de «traducción»— entre las luchas de base y los procesos de cambio más generales. Resulta posible, pues, a pesar de la pluralidad inherente a la AGP, identificar qué filosofías políticas promueve y privilegia en el trascurso de su proceso; dicho de otra forma, podemos identificar cuál es su marco normativo (laxo). Así, la AGP es una expresión de anticapitalismo internacionalista militante, plural e inclusivo (aunque no absolutamente), que apuesta por una construcción democrática de alternativas emancipadoras de base local y comunitaria mediante procesos de empoderamiento popular y un uso intensivo de «prácticas microdemocráticas». Además, la AGP ha fomentado una política prefigurativa de gran dimensión autoreflexiva, promoviendo la creación de una esfera pública propia. Finalmente, la AGP significa una apuesta decidida por fórmulas innovadoras de acción directa y desobediencia (como los «Días de Acción Global»), e incluso llega a anticipar marcos para abordar la diversidad durante una acción de protesta colectiva, como es el caso del modelo de la «diversidad táctica», que se ha vuelto hegemónico en el contexto de las acciones «antiglobalización» del periodo 1999-2001, añadiendo nuevos elementos de análisis al debate «violencia/noviolencia».