Los Omega-3 son una familia de ácidos grasos poliinsaturados que forman parte de las grasas saludables ya que contribuyen al mantenimiento de la salud. Además se les considera ácidos grasos esenciales y necesitamos incorporarlos a nuestro organismo a través de nuestra alimentación. En España, así como en el resto de países Europeos la ingesta de ácidos grasos poliinsaturados Omega-3 se estima que está por debajo de los niveles recomendados por la AECOSAN y por la EFSA. En los últimos años ha aumentado considerablemente el interés por el consumo de alimentos funcionales y complementos enriquecidos en estos ácidos grasos poliinsaturados en relación a sus beneficios para la salud: como prevención de enfermedades cardiovasculares y mantenimiento de los niveles normales de colesterol y triglicéridos entre otras. Así pues, podemos encontrar en nuestros supermercados una gran variedad de productos enriquecidos en Omega-3: lácteos, galletas, aceites… y de complementos en forma de comprimidos. Son una buena forma de enriquecer nuestra dieta pero estos alimentos nunca deben sustituir una alimentación equilibrada ya que la principal fuente de estos ácidos grasos son los pescados grasos y si los incluyéramos en nuestra dieta de forma normal dos veces por semana ya estaríamos cumpliendo con las cantidades recomendadas de ingesta sin necesidad de tomar ningún tipo de suplemento.