Los acontecimientos económicos que han tenido lugar en España y en la UE a lo
largo de la última década, han llevado al país a entrar en una grave recesión cuyo
legado es una pérdida de competitividad y la manifestación de las debilidades
estructurales del mercado laboral español, debilidades que se traducen en la tasa
de desempleo más elevada de la UE. En este contexto es básico llevar a cabo
reformas estructurales contundentes incluyendo programas activos de empleo que
ayuden especialmente a los desempleados a encontrar un nuevo empleo y a no
perder su formación y habilidades y que permitan aumentar la productividad de
nuestro capital humano ya que esto, entre otras medidas, permitiría a España a
recuperar parte de la competitividad perdida.