Las víctimas de sucesos traumáticos pueden sufrir un estrés severo que puede dar
lugar a un conjunto de síntomas disociativos y ansioso-depresivos. El trauma puede interferir
negativamente en la calidad de vida de la persona y afectarle en su vida cotidiana y en las
relaciones sociales. Si los síntomas se mantienen más allá del primer mes, puede desarrollarse
un trastorno por estrés postraumático. La intervención en crisis tiene por objetivo crear un
entorno seguro a la víctima y ofrecerle apoyo, así como evaluar las estrategias de
afrontamiento y las redes de apoyo familiar y social de la víctima. La intervención inmediata
con las víctimas (el “debriefing” psicológico) tiene como objetivo ayudarles a ventilar las
emociones y a detectar personas que pueden requerir una intervención clínica posterior. A
pesar de su popularidad, los resultados del “debriefing” para prevenir las reacciones
psicopatológicas postraumáticas no son alentadores.