[spa] Posiblemente son muchos los que han oído alguna vez la expresión esto lo puedo hacer yo, refiriéndose a una obra de arte contemporáneo. Este tipo de manifestaciones artísticas han recibido de forma más frecuente un rechazo o una crítica negativa por parte de la sociedad, más que una aceptación. Dentro del concepto de sociedad incluimos tanto al público general como al especializado, a estudiosos de disciplinas histórico-artísticas, críticos del arte, entre otros.
Este rechazo se ha mantenido presente desde la aparición de las primeras vanguardias a principios de los años 20’ del siglo XX, pero nos centraremos en este suceso a partir de la década de los años sesenta del mismo siglo, ya que es en dicho contexto cuando este hecho empieza a radicalizarse y la propia crítica del arte empezará a discutir sobre la cuestión de si este tipo de manifestaciones artísticas deben o no considerarse como arte.
El cambio que va experimentando el arte contemporáneo frente a los años veinte es cada vez mayor, sobre todo vemos incrementada esta diferenciación en la falta de consideración artística de las obras pertenecientes a este períodos histórico-artístico. Ya no solo es una cuestión de falta de atracción estética, una cuestión de puro gusto personal, sino que ha llegado a un punto en que las propias obras del arte contemporáneo no se verán como obras de arte.
Buscar el motivo del porqué de este rechazo en simples cuestiones estéticas, en el significado de la obra, o incluso contemplar la posibilidad de que sea el propio artista que haya provocado esta situación, nos limitaría el estudio. Se debe tener en cuenta el hecho de que la problemática se detecta porque es el espectador quien manifiesta este rechazo, por lo que el origen del conflicto podría darse en su propia percepción. Una falta de comprensión parece ser que es una de las principales causas de este rechazo.