El hígado es un órgano multifuncional y clave en el metabolismo de todo el organismo. La acumulación de lípidos en su interior produce la disfunción de las células hepáticas y la activación de vías inflamatorias, así como de muerte celular, fenómeno conocido como lipotoxicidad y estrechamente relacionado con la disfunción mitocondrial.
Cuando el origen de la lipotoxicidad no es alcohólico, recibe el nombre de esteatosis hepática no alcohólica (NAFLD) y comprende una serie de enfermedades de distinta gravedad, las cuales pueden darse de forma secuencial conforme avanza la lesión en las células hepáticas. La prevalencia es de aproximadamente un 45% en la población mundial y se espera que siga creciendo como consecuencia del ritmo de vida actual.
Cada vez existen más evidencias que relacionan NAFLD con el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Estas alteraciones se han visto vinculadas a la disfunción mitocondrial hepática provocada por factores como el estrés oxidativo, la resistencia a la insulina y estrés en el RE, donde juegan un papel importante las adipoquinas, hepatoquinas y la microbiota intestinal. Las principales alteraciones cardiovasculares vinculadas son la disfunción endotelial y el desarrollo de aterosclerosis, debido a modificaciones producidas en el metabolismo de los ácidos grasos.
El tratamiento específico para esta enfermedad aún se desconoce. Actualmente, está enfocado al tratamiento de los factores de riesgo asociados, como la obesidad o la resistencia a la insulina. No obstante, se están llevando a cabo diversos ensayos clínicos cuyos resultados parecen ser prometedores.