Mallorca e Ibiza entraron en el nuevo sistema administrativo borbónico en 1715 y lo hicieron en forma de intendencia y con un tridente formado por un intendente, un contador principal y un tesorero de ejército. Los cambios entre este y el anterior modelo fueron sustanciales si lo focalizamos sobre dos conceptos: militarización permanente y estatalización. Sin embargo, algunas prácticas de reproducción social y de poder, la existencia de endogamia administrativa y la escasa renovación de los hombres-eje de la gestión fiscal hacen que se den paralelismos con los siglos anteriores. Los datos fiscales y la composición de la intendencia muestran también la continuidad de su condición de espacio de segundo orden en este siglo XVIIII, donde el funcionamiento de los planes estatales se garantiza a través de los largos mandatos en la tesorería del ejército y en la contaduría, dos elementos clave que apuntalan una débil intendencia.