[spa] La endocarditis infecciosa es prevalente en pacientes con factores de riesgo
como edad avanzada, problemas valvulares cardíacos o intervenciones
quirúrgicas previas en el corazón. Con frecuencia, la bacteria Staphylococcus
aureus, adquirida en la comunidad, desencadena la enfermedad a través de una
bacteriemia. La identificación temprana de la endocarditis infecciosa es vital
debido a su alta mortalidad. Los criterios de Duke son una herramienta clínica
esencial para el diagnóstico, que abarcan criterios clínicos, de laboratorio e
imagenología. La ecocardiografía, especialmente la transtorácica y, si es
necesario, la transesofágica, es crucial para confirmar el diagnóstico. Sin
embargo, la sensibilidad y especificidad de estas pruebas no son del 100%, lo
que requiere una evaluación clínica continua en presencia de sospecha.
La calcificación del anillo valvular mitral se asocia con un mayor riesgo de
endocarditis infecciosa y complicaciones en su diagnóstico, ya que puede ocultar
las vegetaciones cardíacas en la ecocardiografía. Además, los pacientes con esta
característica tienen una mayor mortalidad. Las complicaciones neurológicas,
particularmente las isquémicas, son frecuentes en la endocarditis infecciosa y
pueden ser más comunes en pacientes mayores con grandes vegetaciones
valvulares o fibrilación auricular anticoagulada. La resonancia magnética se
prefiere para detectar estas complicaciones en lugar de la tomografía
computarizada craneal, debido a su mayor sensibilidad.
En conclusión, la endocarditis infecciosa es una condición grave que requiere un
diagnóstico y tratamiento tempranos. La comprensión de los factores de riesgo y
las herramientas diagnósticas disponibles es esencial para mejorar los resultados
clínicos de los pacientes afectados