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[spa]En este trabajo analizaré el uso de diferentes elementos de ficción
–literarios, orales, audiovisuales, así como dilemas filosóficos– en el
aprendizaje de la filosofía política. Estas herramientas son un valioso recurso
en el ejercicio de ejemplificar las lecciones tratadas, además de permitir que el
alumno acceda a las obras de grandes creadores en un contexto práctico.
Asimismo, el aspecto eminentemente participativo de la filosofía política en
comparación a otras áreas de la disciplina sirven de contexto adecuado para
unas obras artísticas que, a su vez, se nutren de esa misma realidad personal y
comunitaria.
Al mismo tiempo, examinaré cómo tanto la literatura –que por cuestiones
de claridad utilizaré como calificativo general para otros modos de ficción–
como la filosofía política tienen como necesidad fundacional el examen moral
de la sociedad de la época –aunque sea para criticarla–; siendo éste un factor
adicional que facilita el uso de ambas en conjunción en una unidad didáctica.
En otras palabras, tanto la filosofía política como la literatura pueden ser
inmorales, pero parte de mi argumento será demostrar como no pueden ser
amorales.
La progresión que realizaré en el trabajo será la siguiente.
Empezaremos analizando las consecuencias morales de nuestros actos, ¿que
un acto no sea castigado penalmente implica que ha resultado impune?
Continuaremos examinando las implicaciones morales de nuestros actos con
respecto a una comunidad y, posteriormente, respecto a un país ficticio creado
por los alumnos; ¿podemos vivir en un estado sin moralidad?; ¿cambia nuestra
perspectiva si diseñamos el país desde un papel elegido por nosotros o en caso
de que tengamos, como argumentaba John Rawls, un velo de la ignorancia que
no nos permite elegir nuestro papel? A continuación, explicaremos el estado de
la naturaleza, el contrato social y la declaración de unos derechos humanos
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universales e internacionales. Finalmente, trataremos el feminismo y la
sociedad del cuidado y como el capitalismo monetiza tan básico capital
humano.
Por otra parte, considero que estas herramientas de ficción serán de
gran utilidad no sólo en la ejemplificación anteriormente mencionada, sino
también en la presentación de diferentes sensibilidades y como el mismo
problema puede ser analizado desde diferentes puntos de vista. Por ejemplo,
dos destacadas series con importante contenido político como The Wire
(emitida entre 2002 y 2008) y el Ala Oeste de la Casa Blanca (emitida entre
1999 y 2006), usan diferentes puntos de vista –la primera desde la óptica de los
barrios marginales de Baltimore, la segunda desde el centro de poder de la
presidencia estadounidense en Washington DC– haciendo convivir, en un
espacio casi común de tiempo, en ésta, una visión idealista en cuanto a la
posibilidad de resolver los problemas usando las instituciones y, en aquella, una
pesimista, si no con respecto al ser humano, sí de la bondad natural de las
sociedades liberales y capitalistas |
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