La enfermedad de Parkinson es uno de los trastornos neurodegenerativos más frecuentes, cuyos síntomas
motores son causados principalmente por la pérdida progresiva de las neuronas dopaminérgicas de la
sustancia nigra, resultando en un déficit en la producción de dopamina. Las terapias actuales son de
carácter paliativo, además de inefectivas a largo plazo. El carácter relativamente localizado de las
lesiones en la enfermedad de Parkinson convierte a esta enfermedad en el candidato ideal para la
aplicación de terapias de reemplazo celular y terapias basadas en la neuroprotección de los circuitos
neuronales afectados. Estas terapias se basan en la utilización de varios tipos de células troncales como
herramienta, ya sea para repoblar las diezmadas poblaciones neuronales de la sustancia nigra, o para
liberar factores neurotróficos después de ser injertadas.
Hasta el momento, - a pesar de que las terapias con células troncales no cumplen los requerimientos
para pasar los ensayos clínicos-; los avances en la utilización y diferenciación de las células troncales
constituyen una alternativa, alrededor de la que se han creado grandes expectativas para tratar de
encontrar la cura definitiva para la enfermedad de Parkinson.
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