La investigación y el desarrollo en la educación promueven la necesidad de utilizar metodologías cada vez más perfeccionadas. Éstas deben dotar al alumnado no solo de conocimientos conceptuales sino también de destrezas y actitudes. Éstas habilidades que los currículums las definen como competencias clave, son fundamentales para un aprendizaje funcional, en el que el alumnado, sea capaz de extrapolar lo aprendido en las aulas a su vida diaria. Para conseguir un aprendizaje significativo, en el caso de las ciencias, los trabajos prácticos de investigación disponen de unas características idóneas. Pero, para que esta metodología sea funcional necesita llevarse a cabo siguiendo un modelo efectivo. En este, se tienen que reconocer las etapas principales (planteamiento pregunta investigable, diseño experimento,…) y ciertas particularidades tales como el nivel de indagación o el nivel de dificultad. De esta manera el alumnado adquiere las competencias propias de las ciencias. En el presente proyecto se han propuesto instrumentos de evaluación de los trabajos prácticos de investigación para asegurar que la ejecución de los trabajos conlleva a la adquisición de las competencias clave propuestas. De manera que el profesorado disponga de herramientas para la retroalimentación y reflexión, en el perfeccionamiento de la implantación de este tipo de metodología.