[spa] El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un trastorno del desarrollo neurológico
que se caracteriza por déficits sociales o de comunicación e intereses fijos y
conductas repetitivas.
En cuanto a su etiología, actualmente no es posible identificar una sola causa. Se
sabe que hay una base de componente genético en su aparición, junto con una
serie de agentes medioambientales.
En lo relativo al tratamiento, no existe cura para este trastorno, sí tratamientos que
ayudan a paliar los síntomas, con terapias psicofarmacológicas, tratamientos
psicoeducativos y psicológicos, tratamientos nutricionales, medicina
complementaria y alternativa, etc.
Estudios coinciden en que el TEA es consecuencia de un trastorno metabólico e
intestinal por el que algunos péptidos no se metabolizan bien en estos niños. Gran
parte de los niños presenta una deficiencia enzimática que les impide desdoblar las
proteínas de la leche y de cereales como el trigo, pasando los péptidos de estas
proteínas mal digeridas al torrente sanguíneo, e incluso atravesando la barrera
hematoencefálica, llegando al cerebro donde, debido a que tienen una estructura
química similar a los receptores opiáceos, generan alteraciones en la transmisión de
informaciones cerebrales, dando lugar a las alteraciones comportamentales
características del TEA.
El presente trabajo se centrará en la influencia que la alimentación del niño puede
tener en la buena evolución de la enfermedad, siempre como complemento a otros
tratamientos aportados por profesionales, y en ningún caso como sustitutivo de
éstos. A través de un estudio descriptivo en niños con TEA de edades comprendidas
entre los 5 y los 8 años en tratamiento ambulatorio en una Unidad de Salud Mental
Infanto-Juvenil, administrándoles una dieta libre de gluten y caseína, realizando
charlas informativas y de educación para la Salud a nivel nutricional para padres
y/o cuidadores de los niños, y aplicando una escala de valoración (para este caso se
plantea el Inventario de Espectro Autista I.D.E.A.) antes y después de la
intervención dietética se valorará si se ha conseguido una mejora en la
sintomatología del niño.