[spa] El ciclo de luz-oscuridad ambiental es esencial para la fisiología y el comportamiento humano, ya que la luz es el “zeitgeber” principal que regula nuestro reloj endógeno. La intensidad de la luz que recibimos tiene un importante impacto en el ritmo sueño-vigilia, ya que interviene en la secreción hormonal, calidad del sueño, función cognitiva y la capacidad de alerta. Especialmente en el ámbito escolar la intensidad de la luz es un factor que no ha de ser subestimado, dadas sus implicaciones fisiológicas que repercuten en el rendimiento académico. Así, se ha planteado este estudio para evaluar dicho efecto en el ritmo sueño-vigilia, la calidad del sueño y el rendimiento académico de una población escolar. Adicionalmente, se ha evaluado la diferencia entre el potencial lumínico de las aulas consideradas y la intensidad de luz que finalmente reciben los alumnos. Para este estudio se han seleccionado alumnos adolescentes, ya que estos muestran un retraso de fase del ritmo sueño-vigilia natural, y tanto las disposiciones de las aulas de estudio como los horarios de clase no van acorde a su fisiología. Se concluye que, en la adolescencia, se puede establecer una relación directa entre la intensidad lumínica y la calidad del sueño y el rendimiento académico, a pesar del retraso de fase fisiológico en el ritmo sueño-vigilia. Finalmente, se ha observado también que hay una gran diferencia entre el potencial lumínico de las aulas del estudio y la intensidad de luz que finalmente incide sobre los alumnos que están en ellas. Por lo tanto, hay una parte de la luz que no se aprovecha, y que podría tener un impacto beneficioso importante en la fisiología de los alumnos