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[spa] La investigación parte de una ayuda predoctoral FPI (BES-2017-083041) enmarcada en un proyecto I+D+I (EDU 2016/79402R) del Departamento de Pedagogía Aplicada y Psicología de la Educación, UIB. El proyecto fomenta prácticas interdisciplinares que mejoren la calidad de vida a familias en el ámbito de la Inclusión educativa y, en especial, la Pedagogía Hospitalaria. En este escenario, la tesis doctoral tiene por objetivo diseñar una guía de compromisos éticos interprofesionales que fomenten la resiliencia académica. La guía está dirigida al contexto de la educación secundaria y del bachillerato, haciendo especial alusión a familias con algún miembro con alguna situación vulnerable. Grau (2013) afirma que la familia puede ser víctima potencial de los efectos de una enfermedad, por tal, es un reto mejorar su calidad de vida (Rosselló et al., 2018). Ante esto, los profesionales que comprenden los procesos sanitarios o psicopedagógicos fundamentales de una adversidad o enfermedad pueden comprometerse desde una actitud ética proactiva para movilizar recursos inéditos en las familias atribuladas, ayudándoles a hacer frente con mayor eficacia a las crisis de la vida y a emerger de ellas fortalecidas (Walsh, 2004). En paralelo, desde un abordaje psicopedagógico, se fomenta la resiliencia cuando se desarrollan prácticas que ayuden a afrontar las dificultades de forma positiva, a tener proyectos de vida y a desarrollar potencialidades académicas (Aumann y Hart, 2009; Hart et al., 2018; Walsh, 2016). En la presente comunicación presentaremos los resultados de una estancia de investigación en Chihuahua, México, realizada de septiembre a noviembre del 2021 y validada por el Comité de Ética de la Investigación de la UIB (Ref. 210CER21). La estancia de investigación tuvo por objetivos: a) cartografiar las perspectivas sobre la resiliencia de alumnado y profesorado de los niveles de secundaria y bachillerato; y b) conocer cómo se configura la inclusión educativa en dicha sociedad. Participaron 5 instituciones educativas que ofertan niveles de secundaria y bachillerato y 1 Centro de Atención Múltiple. Además, se contactó con los responsables del área de educación de los dos hospitales pediátricos de referencia de la ciudad. Durante la estancia se llevó a cabo una metodología mixta. Primero, se pasó el Cuestionario de Resiliencia Subjetiva (Alonso-Tapia et al., 2013) a adolescentes de dichas instituciones, teniendo 1.501 respuestas (67,8% alumnado de secundaria y 32,2% de bachillerato). Además, se llevaron a cabo 4 grupos de discusión con profesorado de secundaria y bachillerato de dichas instituciones, una entrevista a profundidad con la responsable del Centro de Atención Múltiple y 2 sesiones de diálogo con un equipo interdisciplinar (psicólogas, enfermero y directivos de los centros educativos). Entre los resultados, se percibe cómo el alumnado afronta su realidad académica en relación con el apoyo que recibe del profesorado, de sus compañeros(a) y de su familia. Por otro, el profesorado manifiesta que la pandemia ha traído escenarios complejos en su alumnado y mencionan la necesidad de una formación en resiliencia académica. En suma, el equipo interdisciplinar generó unas pautas sobre qué es la resiliencia y se planteó la posibilidad de crear una red en resiliencia que generara buenas prácticas en resiliencia para con el alumnado, el profesorado y las familias. |
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