[spa] Durante el reinado de Fernando VI (1746-1759) Mallorca no contó con ningún
intendente titular. Este hecho, unido a la nula renovación de los otros dos ejes de la
Hacienda (el tesorero y el contador), propició el refuerzo de algunos grupos de poder
y las prácticas corruptas. Entre 1744 y 1752 el control de la gestión territorial residirá
en las manos del contador principal, que llevaba ejerciendo en la isla desde su conquista
borbónica. Tan solo su jubilación en 1752 permitía pensar en una regeneración
de la intervención contable, un paso que intentaría llevar a cabo sin éxito el contador
principal de Cataluña, comisionado para supervisar la oficina a la vez que para ejercer
de intendente en Mallorca, con un resultado negativo debido en buena medida a la
oposición de la oligarquía municipal, cuyo poder se había visto acrecentado gracias a
la debilidad de los agentes del Estado, palpable durante la última década.